martes, 18 de enero de 2011

LA ADORACIÓN COMO ESTILO DE VIDA | Cap. 4: Alabando a Dios a media noche

“A medianoche me levanto para alabarte por tus justos juicios.”
Salmo 119:62
Va a haber momentos de oscuridad en nuestras vidas en los que tendremos que levantarnos en el nombre de Jesús y alabar a Dios no importando como nos podamos sentir, esto es a lo que la Biblia llama sacrificios de alabanza.
“Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo.”
Salmo 50:14
“Ofrezcan sacrificios de alabanza, y publiquen sus obras con júbilo.”
Salmo 107:22
“Te ofreceré sacrifico de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová.”
Salmo 116:17
Ofrecer a Dios sacrificios de alabanza es alabar y adorar a Dios en situaciones adversas y cuando no tenemos ganas de hacerlo.
Debemos recordar que no alabamos a Dios porque nos sentimos bien, alabamos a Dios porque El es digno.
Tenemos una persona en el Antiguo Testamento que cuando pasó por un momento muy difícil en su vida ofreció a Dios sacrificios de alabanza. Job perdió sus bienes y sus hijos ¿Cuál hubiera sido nuestra respuesta en una situación así? . . . ¿Cuál fue la respuesta de Job? “Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.”
Job 1:20-21
Para Job la alabanza y la adoración eran un estilo de vida, por eso, en su adversidad pudo decir: “Bendito sea el nombre de Jehová”
También para el rey David la alabanza y la adoración eran un estilo de vida y en momentos difíciles pudo alabar y adorar a Dios.
“Mas David, viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró . . .”
II Samuel 12:19-20

En el Nuevo Testamento tenemos el ejemplo de Pablo y Silas cuando son arrojados a la cárcel.
“Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.”
Hechos 16:23-26

La mayoría de nosotros en una situación similar nos hubiésemos quejado y deprimido. Me imagino que nos hubiésemos hecho las típicas preguntas: ¿Qué pecado he cometido para acabar en este calabozo? ¿Por qué estoy sufriendo si Dios está conmigo? . . .

Pablo y Silas no se sentían bien, habían sido azotados y posiblemente, sus espaldas estaban ensangrentadas, sin embargo, todo esto no les impidió que sacrificaran a Dios alabanza. De igual forma, nosotros debemos alabar y adorar a Dios a pesar de las circunstancias adversas.

Debemos recordar que la alabanza no está basada en lo que sentimos ni en las circunstancias que nos rodean, la alabanza está basada en Dios, por eso Pablo y Silas pudieron cantar himnos. Cuando Pablo y Silas se pusieron a cantar no lo hicieron en voz baja porque no cantaban para ellos mismos, estaban cantando para Dios y no les importaba lo que pudieran decir los otros presos, oraron y cantaron en voz alta porque la Biblia dice que “los presos los oían” (Hch. 16:25).

El poder de Dios se manifestó sacudiendo cimientos, abriendo puertas y soltando las cadenas de los presos. Dios pudo obrar de esta manera porque Pablo y Silas oraron y alabaron a Dios, Dios se manifiesta en este tipo de ambiente, Dios nos muestra su gloria cuando le alabamos a pesar de las situaciones que estemos atravesando.
Cuando llevaban el arca de Dios a Jerusalén, el rey David saltaba y danzaba con toda su fuerza delante de Jehová (II S. 6:14 y 16), a David no le importaba lo que pudiesen decir de él, normalmente los hombres no bailaban por las calles y mucho menos el rey, pero David tenía puesta su mirada en Dios, lo hacía porque amaba la presencia de Dios y aunque fue menospreciado por Mical, su mujer, fue honrado por Dios.
En el Salmo 50:23 podemos leer:
“El que sacrifica alabanza me honrará.”
Teniendo en cuenta que Dios honra a los que le honran (I S. 2:30), si sacrificamos a Dios alabanza, estaremos honrando a Dios y si honramos a Dios, El nos va a honrar.
“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza . . .”
Hebreos 13:15a
¿Qué honra preferimos, la honra de Dios o la de los hombres? . . . El rey Saúl no buscaba la honra de Dios ni deseaba agradarle, por eso cuando desobedece a la Palabra que Dios le había dado declara lo siguiente:
“Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel . . .”
I Samuel 15:30a
Saúl buscó la honra de los hombres y todos sabemos su triste final, David buscó la honra de Dios y se convirtió en el hombre conforme al corazón de Dios, la alabanza para David era un estilo de vida y amar a Dios, alabarle y adorarle era su gran pasión. Busquemos la honra de Dios, alabémosle y adorémosle siempre, El es digno.

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